sábado, 21 de mayo de 2011

Abandonar.


Creí verte paseando por las mojadas calles de Madrid.
Te confundías con el gris de las nubes que cubrían y atrapaban al glorioso cielo azul.
Caminabas con la mirada perdida, buscando cualquier horizonte al que poder aferrarte.
Tus pasos eran lentos, pero decididos. El sonido de tu respiración me aceleraba el pulso. Sentí como odio, esperanza y amor -Si así se podía llamar tal extraña sensación que sentía- se desataban de las cuerdas que un día apreté con fuerza para no cometer ningun error.
Sin darme casi cuenta me encontraba en medio de esa calle por la que te habia estado siguiendo durante horas y solo sentía que necesitaba agarrarte con fuerza de la mano y decirte lo mucho que te había echado de menos.
Luego volví a la realidad. Me acordé de tus palabras, esas que tanto me hirieron por dentro y que nunca pensé que dirías. Se volvieron a repetir una y otra vez en mi mente.
Abrí los ojos y vi como te girabas en un acto de protegerte y tus pupilas se dilataban al encontrarme allí, en frente tuya. Después de haber estado tanto tiempo huyendo el uno del otro.
Sé que sentistes miedo. Tu rostro se volvió pálido y reflejó los recuerdos, esos que tanto me dañaban y confundían, esos en los que solo estabas tu tranquilizandome de la oscuridad que me invadía.
Yo seguí paralizada. Inmóvil.
Luego tu corristes, echastes todo atrás al igual que tu vista que no puedo resistir a volver a mirar aquello que cada vez se alejaba más de tus manos, quizás para siempre.
No recuerdo mucho más de aquellos minutos. La lluvía empezó a caer y se confundió con mis lágrimas.
Sentí que algo dentro de mi cambiaba, se ahogaba y una nueva sensación volvía a renacer. Que una parte de mi se separaba, se evadía. Susurrandome, que algún día tendría que volver a recuperarla.

-CCA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Recuerdos